Primer Premio del Concurso de Microrrelatos contra la Violencia de Género 2024

En la ciudad de Bilbao, a las 12:00 horas del día doce de enero de dos mil veinticinco, se reúne el Jurado del Concurso de Microrelatos contra la Violencia de Género de la Asociación Galarazi, para proceder al fallo del mismo, bajo la presidencia de Julia Romero Macho, fundadora de la entidad Galarazi Elkartea.

Tras la lectura de los 346 trabajos presentados al Concurso, los miembros del Jurado intercambian impresiones y coinciden en valorar el buen nivel medio de los mismos.

Una vez leídos todos los trabajos y realizadas las deliberaciones oportunas, el Jurado decide, por unanimidad de sus componentes, otorgar el siguiente premio:

Primer Premio para: «LAZARILLO SIN LAZARILLO»

De Víctor Sánchez Rico (Guardamar Alicante)

Click, click, clic… Un día más en la consulta y el ordenador no deja de colgarse. Para variar. No está siendo la mejor de las mañanas para la Doctora Igualada, que no ha tenido tiempo ni de parar a almorzar. Entra la siguiente paciente: doña
Dolores Cruz, una mujer de 73 años, que cojea por problemas de cadera y camina despacito. En su historial ya figuraba que se había caído alguna vez. La manda su médico de cabecera por problemas de cataratas.
– ¡Buenos días, Dolores! ¿Cómo se encuentra?
– Buenos días, nena… ¡Ay! ¿Te digo que bien o te cuento? – aqueja riéndose mientras se acerca a la silla de consulta. – Pues aquí estamos, cariño, que no me veo nada. No puedo enhebrar las agujas ya…
– Bueno, señora, su problema tiene solución. Podemos operar las cataratas de ambos ojos para que recupere la visión. El resto del ojo está bien, así que…
– Ay, nena, ¿operarme? – interrumpió a la doctora. – ¿Y eso cuándo sería?
– La lista de espera ahora mismo es de unos 4 o 5 meses. La cara alegre de Dolores se fue tornando triste y su voz sonaba cada vez más quebrada.
– Pero nena, ¿cómo me voy a operar yo? Si tengo que estar pendiente de
mi marido, que va a diálisis cada dos días y está mal con lo del azúcar. Ya no se ve, no puede conducir… ¿Quién va a hacer la comida y todo? No tenemos hijos ni familia cercana, ¿sabe? – añadió, como si justificara el peso de su carga. – Si él no se vale solo, ¿quién lo va a cuidar? ¿Y a usted? ¿Quién la cuida?

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